Esta alargada isla de la Frisia Oriental, con 17 km de playas, ha recibido diversos nombres por su belleza. Por ejemplo, “el banco de arena más hermoso del mundo” o Tüwerland, que significa “país de las maravillas”, según el criterio de sus habitantes.


A poca distancia de tierra firme es ideal para las familias, que regresan una y otra vez. Con interminables playas donde los niños tienen mucho espacio para la diversión y el disfrute de la fauna marina, sobre todo de un gran número de focas. La isla es perfecta para unas vacaciones tranquilas y restauradoras con la práctica de la talasoterapia y el wellness.



Su geografía permite divisar las subidas y bajadas de marea con facilidad. Por tanto, incita a un recorrido por las marismas a pie o en bicicleta y así disfrutar de los bellísimos paisajes. Cuenta además, con interesantes festivales como el Festival de cine policíaco a inicios de septiembre, el Festival de música y el día de la Ascensión. Los frisios no sólo están orgullosos de su naturaleza sino que son promotores de la sostenibilidad y el turismo ecológico.